La isla de Palawan es una maravilla que invita a pensar que el paraíso existe y se encuentra en Filipinas. Una costa virgen, una vegetación exuberante, pequeñas islas y fondos de coral jalonan un paseo por esta isla que los españoles llamaron, se supone que por similitud fonética, isla de la Paragua.

La capital de la isla, Puerto Princesa, es un conjunto de hoteles, restaurantes y bares que no tiene más virtud que tener cerca el aeropuerto. Para ver la auténtica belleza de Palawan hay que ir más allá, a la bahía de Corón, a la reserva de El Nido o al río subterráneo, que emerge de un acantilado de caliza como una aparición fantasmal.

La entrada al río, a través de la boca de una cueva, sobrecoge. Una vez dentro, hay ocho kilómetros de recorrido bajo tierra, estalactitas, murciélagos y una oscuridad que contribuye a realzar lo espectacular del río. Fuera, la playa, las palmeras y las colinas rocosas refrendan que Palawan tiene todas las cartas para ser un paraíso.
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